Por el Dr. Maxim Siniak, Director de Desarrollo Empresarial de Datacolor
Trabajar con cuero plantea muchos retos de color únicos. Cada piel tiene variaciones naturales de grano y textura que pueden influir significativamente en el color final. El producto acabado también es muy sensible a la humedad, la temperatura, la luz solar y muchos otros factores ambientales.
Todas estas variables hacen que las fórmulas de los tintes para cuero deban ajustarse constantemente para conseguir resultados uniformes, a pesar de las diferencias entre las pieles. Además, las muestras maestras deben conservarse cuidadosamente para preservar su precisión de color.
“Hay muchas cosas que pueden salir mal sin una gestión del color y una comunicación eficaz”, afirma Salvador Ortiz, diseñador de color, materiales y acabados (CMF) de Aeristo, un proveedor de pieles finas con sede en Dallas-Ft. Región digna. “El mismo color podía aplicarse en curtidurías distintas que obtenían las pieles de proveedores diferentes. Rechazábamos regularmente pieles por tener demasiada variación de color”.
Cumplimiento de normas exigentes
Aeristo sirve a un nicho de mercado de clientes de gama alta, produciendo cuero de lujo de alta calidad para los sectores de la aviación y la hostelería, así como para coches clásicos y yates. Además de trabajar con más de 2.000 estándares de color habituales, la empresa recibe con frecuencia peticiones de colores personalizados o coincidencias precisas.
“Estamos en una industria VIP sin margen de error cuando se trata de igualar colores. Nuestros clientes saben exactamente lo que quieren y esperan exactamente lo que han elegido. Así que nuestras tolerancias son mucho más estrictas que en la mayoría de los demás mercados”, afirma Ortiz.
Aunque la empresa ya había observado algunas mejoras con el uso de dispositivos digitales de medición del color, como los espectrofotómetros, la igualación precisa del color seguía siendo un reto. Uno de los problemas a los que se habían enfrentado era que los distintos proveedores utilizaban distintas marcas de instrumentos. Sin embargo, un problema mayor era la continua necesidad de enviar muestras físicas de un lado a otro, a menudo entre continentes. Esto podía ocurrir varias veces si surgía un problema de precisión de color, con retrasos adicionales si el proveedor se encontraba en una zona horaria lejana.
Conectarse
Ortiz y su equipo empezaron a buscar una forma de comunicarse con sus proveedores de forma más eficaz. Finalmente eligieron Colibri®, una plataforma digital de comunicación del color que permite una gestión del color más fluida en toda su cadena de suministro.
Aunque el principal interés de Aeristo era mejorar sus conexiones con los proveedores, pronto descubrieron que un flujo de trabajo digital les ofrecía otras ventajas. Ahora disponen de una plataforma que les permite especificar normas, con pleno control sobre los colores a los que tiene acceso cada proveedor.
Además, también han aprendido que una plataforma en la nube facilita a las tenerías realizar mediciones de color en el sistema y generar informes en cualquier momento. Ahora, el equipo de Aeristo puede revisarlos en la oficina o desde ubicaciones remotas.
“Habíamos probado otros programas en el pasado, pero la posibilidad de obtener informes de concordancia de colores en tiempo real cambió las reglas del juego”, explicó Ortiz. “Hemos podido eliminar muchos retrasos por zonas horarias y envíos, y tenemos el valor añadido del control y los informes de producción estandarizados. Podemos ver cómo nuestros proveedores están desarrollando cada color e incluso enviarles una aprobación previa antes de que lo veamos.”
Internamente, la transición a los procesos digitales fue muy rápida. Ortiz y su equipo tenían experiencia previa con el hardware y pudieron formar a otros departamentos en la plataforma de software en unas seis semanas.
Pero conseguir que sus proveedores adoptaran el sistema requirió un poco más de esfuerzo.
“A veces encontrábamos resistencia al nuevo proceso por parte de las tenerías. Nos llevó algún tiempo convencerles. Pero cuando se dieron cuenta de lo fácil que iba a ser, vieron las ventajas y decidieron seguir adelante. Una vez que entendieron lo que hacíamos, incluso intentaron animar a otros clientes a utilizar las mismas herramientas de gestión del color”, dijo.
Mejoras del proceso
En la actualidad, el proceso de color de Aeristo comienza con el desarrollo interno de muestras maestras digitales y físicas, que se envían a uno o varios proveedores para su producción. Las tenerías envían informes en tiempo real, eliminando la necesidad de devolver muestras físicas hasta que el color esté dentro de la tolerancia requerida y aprobado por Aeristo.
Aunque la plataforma agiliza las aprobaciones, no sustituye a los métodos tradicionales. Aeristo sigue realizando una inspección visual de cada muestra física que recibe en una cabina de luz para volver a comprobar los resultados. Alrededor del 99% de las veces, comprueban que obtienen exactamente lo que esperaban basándose en los informes del proveedor.
“Hemos reducido el tiempo de producción al menos un 50%, pero podría ser incluso más, porque ahora tenemos entre un 40% y un 50% menos de rechazos“, afirma Ortiz. “Ahora estamos trabajando para implantar este proceso con nuestros clientes en la fase inicial, de modo que podamos mostrarles que sus colores son correctos, incluso antes de que vean la producción real”.
Hacia un futuro más colorido
La gestión digital del color creó más posibilidades para Aeristo de las que la empresa esperaba cuando empezó a buscar una solución de comunicación mejor.
“Por primera vez en 30 años, hablamos de normalizar los colores. Aunque tengamos cientos de miles, ahora sabemos que podemos establecer un valor absoluto real. Los lotes de tintes ya no dictarán la ruta de nuestros colores. Lo haremos nosotros”, dijo Ortiz.
Los beneficios no se han limitado al equipo de color. Las mejoras en tiempo y calidad han creado un efecto dominó positivo en toda la empresa.
“Una mejor gestión del color no sólo me está facilitando la vida; está mejorando todo nuestro negocio a nivel global”, añadió Ortiz. “El departamento de calidad pasa menos tiempo haciendo pruebas de color y el servicio de atención al cliente ya no tiene que ocuparse de los problemas de color”.
Este artículo apareció originalmente en Leather International
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